La terminal marítima de Yokohama tiene la virtud de ser muchas cosas a la vez. Es un parque urbano y una infraestructura a nivel territorial. Un edificio sin fachada y una imagen icónica para la ciudad.Ni-wa-minato, “lo nunca visto”.  Eso era lo que querían las autoridades organizadoras del concurso internacional para la terminal. Lo consiguieron con este edificio de FOA, que propone una superposición de superficies conectadas entre sí en la que nunca se interrumpe el flujo, donde el suelo pasa a ser el techo y viceversa.  Esta complejidad topográfica refleja los avances de aquellos años en el campo del dibujo asistido por ordenador, que hacen posible afrontar un proyecto con una extremada variabilidad en sección. El edificio se organiza en tres estratos principales conectados entre sí. El más bajo corresponde al aparcamiento sobre el que se sitúan los espacios propios de la terminal marítima. La cubierta es el último estrato, un paseo peatonal abierto y una plataforma de observación de la ciudad. El flujo de personas se establece a través de un esquema en bucle propiciado por los caminos creados por los cambios en la topografía. La estructura portante del edificio supuso un verdadero reto tecnológico. La propuesta inicial de concurso, basada en una matriz de formas hexagonales, hubo de ser modificada en favor de un sistema mixto de chapas de acero plegadas y vigas de hormigón armado, lo que permitió guardar los valores espaciales de la propuesta y hacer frente al riesgo sísmico del país nipón.

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