Esta gran obra de Niemeyer tuvo que haber sido construida en los cincuenta como parte de un proyecto que conmemoraba el cuarto centenario de la ciudad . Sin embargo, hubo que esperar medio siglo para ver  finalmente el edificio concluido a inicios del siglo XXI, con significativas y lógicas modificaciones, que lo actualizaban a la nueva situación. El volumen del edificio , de sección triangular, se apoya sobre el terreno como si fuera una cuña gigantesca dejada en el parque. La entrada se sitúa en la parte baja del plano inclinado, dando la bienvenida a los visitantes con una gran marquesina roja. Una vez dentro, una escultórica rampa, obra de Tomie Ohtake conduce a los espectadores hacia el auditorio, situado en la parte trasera . El auditorio es reversible, pudiendo abrirse hacia el parque para representaciones al aire libre. 

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