©Simon Menges
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Courtesy of Barozzi Veiga
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Filarmónica de Szczecin

200best ES
Barozzi Veiga
2014

Tipo

Cultural

Etiquetas

espacios creativos, espacios escénicos, vocación local , espacios del arte , 200Best

Visitabilidad

Visitable

Descripción

Szczecin es una ciudad que siempre ha estado situada en el vértice de acontecimientos históricos y que ha sufrido sucesivos procesos de transformación que han diluido, en parte, su carácter. En uno de esos momentos se plantea el concurso internacional para la nueva filarmónica, momento en que la ciudad se enfrentaba al reto de mirar al futuro, redefiniendo así su identidad. Una identidad que debía de estar basada en un contexto cultural y arquitectónico todavía perceptible.Ubicada en el mismo solar que la antigua filarmónica destruida durante la Segunda Guerra Mundial, el edificio tenía la posibilidad de iniciar ese cambio, de  reconvertir ese lugar en un lugar emblemático, un lugar que debía de tener presente la memoria, la tradición y la identidad del mismo. Memoria y tradición, palabras que giran siempre entorno a una contradicción quizás irresoluble: en cómo dar forma a un edificio que pueda estar en equilibrio entre la especificidad de un lugar y la autonomía de la forma, o en definitiva, en cómo pertenecer a un lugar y a todos al mismo tiempo.Pero ¿qué significa ser específico y qué significa autonomía? Para nosotros, especificidad significa aprender de un lugar, trabajar con lo existente, con todos aquellos aspectos físicos, pero también con otros, como el paso del tiempo, o la tonalidad del lugar. Por contra, para afrontar un proyecto, también se precisa una visión autónoma, independiente y personal del mundo. Una visión que pueda reclamar la fuerza de la poesía frente a las razones prácticas y técnicas, y que permita la aparición de nuevos escenarios inesperados.¿Qué significa entonces autonomía? Significa introducir la memoria y la biografía personal dentro de nuestro trabajo. Significa sentir que la arquitectura es parte de una historia, y significa, como en este caso, que una repetición de sencillos elementos tengan sentido por sí mismos. Porque estos elementos, estos volúmenes que dan forma a la filarmónica, es  nuestra interpretación de la realidad, pero también es el resultado  de recuerdos y obsesiones, todo ello con el objetivo de componer un conjunto que pueda también ser autónomo. No obstante, este no podría ser un edificio de cualquier otro sitio del mundo. Es un edificio para una ciudad del norte de Polonia, que reconstruye la esquina en la que se situaba la antigua filarmónica y que necesita recuperar la centralidad y la significancia histórica que tuvo. Una esquina desde la cual la filarmónica pueda iniciar el proceso de transformación de la ciudad. El edificio ocupa todo el solar, se extiende todo lo posible dentro de sus límites y asume que es parte del conjunto urbano, de una construcción principal, que es la ciudad. De este modo se establece un diálogo con la ciudad y su contexto más próximo. Un diálogo en el que el edificio no renuncia a su significancia y que busca aumentar la consciencia del lugar a través de lo que podríamos denominar una “monumentalidad austera”.El edificio es un elemento sintético y expresivo al mismo tiempo que tiene elementos de identidad y referencias del contexto, como la masa y la verticalidad de los volúmenes cercanos o la forma sus cubiertas. Se formaliza mediante la composición de elementos de pequeña escala que en su repetición, y mediante pequeños desplazamientos, permiten ser entendidos como partes singulares y a la vez partes de un todo. Al mismo tiempo es el resultado de circunstancias intangibles, como la influencia de cierta arquitectura ligada a la tradición expresionista centroeuropea, o simplemente de nuestra  interpretación personal de la realidad. Lo que intentamos es transformar y modificar el lugar y dar forma a un nuevo paisaje urbano; y por ello no dudamos, sin nostalgia, en emplear una materialidad diferente que en su relación con el entorno le permita tener una mayor autonomía.Concentramos toda la expresividad del edificio en su cubierta porque, al rodearse continuamente por el filtro de los árboles, puede convertirse en una referencia, porque buscábamos un edificio acogedor que incitara a la curiosidad y que invitara a venir desde la distancia. Un edificio que mediante una reducción de medios expresivos pudiera transmitir una nueva realidad de la manera más clara posible.Dentro de las restricciones de su emplazamiento, queríamos un edificio que generase un espacio para el encuentro, un espacio público. Todos nuestros proyectos se conforman a partir del modelado del espacio público, y en el caso de la filarmónica esto se produce en su interior. La planta baja del edificio se conforma principalmente para dar cabida al foyer de acceso, un gran espacio que es la extensión, en el interior, de la plaza exterior. A partir de él se desarrolla un recorrido continuo a lo largo del cual se disponen los usos principales y que tiene la voluntad de dar forma a un edificio fácilmente comprensible y fácil de recorrer en todos sus niveles. El edificio quiere ser un edificio público y el foyer de acceso es su máxima expresión. En realidad es una plaza, una extensión de la plaza exterior que pretende ser un espacio para el encuentro, un lugar donde dar cabida a la mayor variedad de situaciones. Un espacio configurado y caracterizado por los elementos esenciales del edificio.Las escaleras, que permiten mostrar siempre el movimiento de la gente  a través del edificio, los lucernarios, que introducen la luz en su interior y que transforman la percepción del espacio a lo largo del día, y las dos salas, que mediante su geometría delimitan y acotan el espacio; buscan una esencialidad o economía de medios que representa el esfuerzo para conseguir que todos los elementos del proyecto sean necesarios. En el proyecto no sobra nada, las limitaciones, tanto económicas como materiales, han devenido ventajas que nos han permitido eliminar todo lo superfluo. Porque sólo de este modo el principal protagonista del espacio pasa a ser el público, ya que al fin y al cabo es éste quien dota de sentido a la filarmónica. En cierto modo el edificio pasa a ser un fondo sobre el que reflejar el movimiento y la presencia del público, y como consecuencia, lo importante deja de ser el edificio y pasa a ser lo que sucede en él.Para ello hemos intentado resolver la complejidad del programa de la filarmónica en un esquema lo más preciso y puro posible. Así, el edificio se conforma mediante una corona funcional en la cual se inscriben las salas, y que permite que todo el espacio intersticial se convierta en espacio público. La gran escala del foyer expresa la voluntad pública del vestíbulo, su carácter de plaza; así como también descubre cómo el resto de usos, cómo la sala pequeña por ejemplo, quedan casi siempre definidos mediante criterios funcionales, ya que en el edificio todo responde a su función.La sala pequeña es una sala de cámara, una sala neutra capaz de acoger diversidad de actos, y caracterizada por un falso techo curvo que responde a la consecución de la mejor condición acústica: su función. También responden a su función aquellos elementos de transición o usos singulares en los que la escala del edificio cambia, y en los que el proyecto se adapta. Como en los vestíbulos de acceso a las salas, espacios recogidos, donde el proyecto muestra su dimensión más contenida.En la planta cuarta se sitúa la sala múltiple, una extensión del foyer destinada a albergar exposiciones, conferencias o caterings. Caracterizada por la cubierta, en ella convergen todos los recorridos públicos del edificio. Definida en planta por las aberturas que dan carácter al foyer, desde ella, se establece una relación visual constante con el resto de espacios públicos. Es un espacio que, en la sencillez de su composición, permite albergar multitud de percepciones, pues del mismo modo que el foyer de acceso, hace de la luz su elemento protagonista, como también lo son las visiones singulares enmarcadas por la filarmónica. Aberturas puntuales que filtran la ciudad en su interior.En el edificio, todas las decisiones relativas a los acabados surgen, por un lado, de la voluntad de trabajar de un modo sintético y por el otro de la limitación de medios económicos. En su interior, el edificio está hecho de sencillas superficies de cartón yeso, con la única excepción del revestimiento interior de la fachada, un elemento, que, mediante perfiles de acero lacado adapta acústicamente la totalidad de los espacios públicos del edificio. El suelo también es representativo de esta actitud, de trabajar con la necesidad. Mediante la composición y variación de una sencilla pieza de hormigón, el suelo es capaz de dar densidad y de caracterizar el espacio. Una actitud contenida que no renuncia a convertir el pavimento en un elemento expresivo y característico del edificio.La razón de ser del edificio es la sala sinfónica. Su configuración es la reinterpretación de una tipología clásica. Un volumen rectangular, en el que el público envuelve la escena, que está caracterizado mediante la luz natural, por los grandes lucernarios situados en sus extremos. Su preciso dimensionado y su  proporción son la base de su alta calidad acústica. La sala funciona por contraste con el resto del edificio: frente a la austeridad de los espacios públicos, se configura como un objeto de orfebrería, como un elemento tallado dentro del edificio. Se modela a partir de la repetición y manipulación de un único elemento, una superficie triangular que en su variación permite dotar a la sala sinfónica de un fuerte carácter y singularidad. En la sala todo responde a una función, todo tiene un objetivo fundamental: obtener la mejor acústica. Por ello el ornamento no es decoración. Construida con madera de Okume y revestida de pan de oro, su geometría  permite dotarla de una gran expresividad. Su percepción varía gracias a la luz natural. La sala cambia dependiendo del momento del día y cambia en cada estación. Cada vez se percibe de un modo distinto porque cada actuación es única.El techo, es el elemento predominante del volumen. Por motivos acústicos, su grado de fragmentación sigue una sucesión de Fibonacci que aumenta en relación a la distancia con el escenario, porque la sala también es “téknica”. La luz natural es otro de los elementos protagonistas puesto que permite resaltar todas las cualidades expresivas del material. En cuanto al material, la tradición local en la técnica del pan de oro permite introducir la idea de artesanía, la sala es un objeto manufacturado. También permite abordar de nuevo la idea de especificidad desde la construcción, el trabajo artesanal del acabado es parte de una tradición constructiva presente que  hubiese sido inviable fuera de este contexto local. Técnicamente es un instrumento complejo, un elemento en el que, con aparente sencillez, se integran multitud de requerimientos técnicos. En la sala todo cambia, como cambia la escala del volumen desde el escenario, o como  cambia el espacio con la variación de la luz natural y la luz artificial. Tiene una gran calidad acústica, y es correcto decirlo porque nada tendría sentido si no fuese así. El techo suspendido, los revestimientos, el suelo, las butacas, todo sucede para que sean los músicos los que realmente “perciban” la sala. Y como en el resto del edificio, constructivamente se resuelve con sistemas ligeros; los revestimientos, el falso techo, la cubierta, las gradas, todas ellas son  soluciones industriales que permiten entender la limitación económica como una ventaja.La fachada del edificio, una envolvente de vidrio blanco ritmada con perfiles de aluminio, también es en cierto modo ornamentación. Su composición permite el cambio de percepción del edificio: monolítico y sólido en escorzo y más abstracto de frente. Una  decisión que deriva de entender también la función “social y urbana del edificio” y  ser capaz de este modo de dinamizar un área desestructurada. Así, la fachada se configura como un elemento cambiante según el punto de vista y extremadamente sensible a la variación  de la luz. En su realización hemos buscado una definición  técnica que permitiese no percibir la subestructura y entenderla  como un elemento continuo, sin alteraciones.Esta manera de trabajar nos permite ser sensibles en el encuentro del edifico con el suelo, configurado como un zócalo, o en el encuentro de las lamas con la cubierta, en la que éstas reducen su sección. Todo ello para poder alterar la percepción del volumen y su relación con el entorno.Al atardecer, el edificio empieza a  mostrar su dualidad y la fachada se convierte en el mecanismo de expresión de la actividad interna. La luz reflejada desde su interior permite percibir el edificio como un objeto sensible capaz de anticipar las actuaciones en función de la intensidad de la iluminación. La percepción del volumen cambia radicalmente conforme avanzan las horas y el edificio se hace más presente, cobra más protagonismo y, con la intensidad de la percepción de la fachada, la filarmónica invita a la gente a entrar, hasta que su volumen queda definido únicamente por la luz y en cierto modo el edificio se desmaterializa.Finalmente, desde la distancia, a través de la presencia constante de los árboles, el edificio muestra su presencia con la clara voluntad de transformar el lugar. Aunque a veces lo olvidemos, la arquitectura debe aspirar a algo más, debería mostrar la diversidad y riqueza del mundo, y mediante su silencio y presencia reivindicar su belleza, una belleza a veces ruda, seca o directa, pero siempre sincera.(texto aportado por Barozzi Veiga)