© José Hevia
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© Courtesy of OPI
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Colegio Reggio

Spain CCC ES
Andrés Jaque/Office for Political Innovation
2022

Tipo

Colegio

Etiquetas

procesos participativos, construyendo con la naturaleza, pedagogias progresistas, Spain ccc

Visitabilidad

Visitable

Descripción

El diseño del Colegio Reggio parte de la idea de que los entornos arquitectónicos pueden despertar en los niños el deseo de explorar e indagar. Así, el edificio está concebido como un ecosistema complejo que hace posible que los alumnos dirijan su propia educación a través de un proceso de autoexperimentación colectiva que sigue las ideas pedagógicas que Loris Malaguzzi y los padres de los alumnos de la ciudad italiana de Reggio Emilia desarrollaron para potenciar la capacidad de los niños de enfrentarse a retos y desafíos impredecibles.El diseño, construcción y uso de este edificio aspiran a superar el paradigma de la sostenibilidad para comprometerse con la ecología como un enfoque en el que el impacto medioambiental, las alianzas más que humanas, la movilización material, la gobernanza colectiva y las pedagogías se entrecruzan a través de la arquitectura.El apilamiento de la diversidad como entorno para la autoeducación Evitando la homogeneización y los estándares unificados, la arquitectura del colegio aspira a convertirse en un multiverso donde la complejidad de las capas del entorno se haga legible y experimental. En este sentido, actúa como un ensamblaje de diferentes climas, ecosistemas, tradiciones arquitectónicas y normativas. Su progresión vertical comienza con una planta baja comprometida con el terreno, donde se ubican las aulas para los alumnos más pequeños. Apilados sobre ésta, en los niveles superiores, los alumnos de las clases intermedias conviven con depósitos de agua regenerada y tierra que nutren un jardín interior que se extiende hasta los niveles superiores bajo una estructura de invernadero.Las aulas para los alumnos mayores se organizan en torno a este jardín interior, como en un pequeño pueblo. Esta distribución de usos supone un proceso de maduración constante que se traduce en la creciente capacidad de los alumnos para explorar el ecosistema del centro por sí mismos y con sus compañeros.Una reunión más que humana como corazón de la escuela La segunda planta, configurada como un gran vacío abierto a través de arcos a escala paisajística a los ecosistemas circundantes, se concibe como la principal plaza social de la escuela. Aquí, la arquitectura anima a profesores y alumnos a participar en el gobierno del centro e interactuar con los paisajes y territorios de su entorno. Esta zona central tiene una superficie de unos 464 metros cuadrados y una altura de 8 metros y está concebida como un ágora cosmopolita; un espacio semicerrado por el que corre el aire templado por las encinas de los campos vecinos. Un grupo de ecologistas y edafólogos se encargó del diseño de pequeños jardines específicamente concebidos para albergar y nutrir comunidades de insectos, mariposas, pájaros y murciélagos. Aquí, actividades mundanas como hacer ejercicio coexisten con debates acerca de la gestión del centro como comunidad y la forma de relacionarse con los arroyos y campos vecinos. En última instancia, esta planta funciona como un espacio más que humano en el que alumnos y profesores pueden sentir y sintonizar con los ecosistemas de los que forman parte.(Descripción aportada por los arquitectos)